Iniciamos una serie de artículos con el diario de Viaje a Guatemala







martes, 6 de marzo de 2012

Las lágrimas de San Lorenzo (Capítulo XVI)


         CAPITULO XVI

La noche en que Justo, el panadero, fue asesinado, nadie durmió en San Lorenzo del Valle. A las dos llegó el Señor Juez, para proceder con los trámites, y ordenar el levantamiento del cadáver, que no se pudo hacer hasta las cinco. Esas tres horas las emplearon los agentes de la policía científica en viajar desde la Ciudad, y en tomar los datos necesarios para la investigación.
El Senado se trasladó a la puerta de la panadería donde tuvo lugar una sesión extraordinaria. Acostumbrados a los pequeños incidentes de cada día, en donde lo más destacable era la gripe de Toño, el conejo, o el parto de la yegua del Alcalde, se encontraban desbordados por los acontecimientos de esta noche. Lo sucedido ocuparía muchas tardes al sol, muchas noches de invierno al calor de la chimenea y muchas mañanas de verano a la sombra del Ayuntamiento. De momento se conformaban con cubrir las noticias.
-         Ha llegado el Juez acompañado de un Comandante de la Guardia Civil.
-         No es Comandante, es capitán.
-         Y tú, ¿cómo lo sabes?
-         Porque Pepe el del bar ha oído como se dirigía a él un Guardia.
-         Pues yo te digo que es Comandante, que cuando entró me fijé en sus galones.
-         El Juez traía cara de malas pulgas.
-         Claro. Si a ti te sacan de casa de madrugada, ¿cómo te sentaría?
-         Pues aquí estoy y no me quejo.
-         Pero tú estas por gusto y él por obligación.
-         ¿Quién es ese que entra ahora?
-         Es de la policía científica.
-         ¡Ya habló el sabelotodo!, ¿y tú, porqué lo sabes?
-         Porque lo lleva escrito en la espalda.
-         Y esos ¿qué hacen?
-         Toman las muestras de las huellas, del arma, de todo.
-         Ah.
-         Eso, ¿han encontrado ya el arma?
-         No lo sé.
-         Menos mal que hay algo que no sepa, el señor sabelotodo.
-         Seguro que lo mató con la rozadera. La otra vez le amenazó con ella.
-         Ovidio la lleva a todas partes.
-         Normal. Cuando tú andabas por el campo, acaso no la llevabas.
-         Hace ya tanto de eso que no me acuerdo.
-         Callar un momento. Parece que ya salen.
Efectivamente. Salían dos trabajadores de la funeraria llevando a Justo en un carrito, metido en una bolsa blanca. Lo subieron a una furgoneta y se lo llevaron para hacer la autopsia.
El reloj del Ayuntamiento, daba la media. Las cinco y media. El viento cambió de dirección. En circunstancias normales, Ovidio, habría tomado nota, era el uno de agosto y empezaban las canículas. El cambio del viento refrescó algo el ambiente. Todo el mundo lo agradeció incluyendo los periodistas que por la mañana ocuparon el pueblo.
Pepe el del bar hacía el agosto. Desde primera hora servía el desayuno a su nueva clientela, formada por los periodistas. Se ve que como en agosto las noticias escasean, aprovecharon la ocasión. Todas las cadenas enviaron  equipos de reporteros a cubrir la noticia. El lugar de reunión era el bar de Pepe. Entre él y su mujer les ponían al día y les llenaban el estómago. A continuación cruzaban la plaza, montaban las cámaras y el reporterío hacía su crónica con la panadería de fondo. Luego buscaban a algún lugareño para entrevistar. El más solicitado era el Alcalde. Pero este pronto agotó su escasa paciencia. Le hicieron tres entrevistas y en las tres le preguntaron si él se imaginaba que algo así pudiese suceder en su pueblo. En la cuarta le preguntaron lo mismo y el Alcalde mandó a tomar por culo al entrevistador, y ya no quiso hacer más.
El que dio mucho juego, fue el Mariscal. Tal es así, que una cadena se quedó con su teléfono con la intención de sacarlo en callejeros.
A la hora de los noticiarios todo San Lorenzo estaba pendiente de la televisión. Los vecinos se reunieron en el bar para ver los reportajes. Pedrito el catalán, preparó una tabla con los horarios de emisión de cada cadena. Comenzaba a las 12:30 con la televisión local y finalizaba a las 15:30 con el telediario. Cuando la presentadora dio paso al primer reportaje en el bar se formó tremenda algarabía. Tanta como cuando Iniesta marcó el gol que dio la victoria a España en el Mundial de fútbol. El reportaje comenzaba con el corresponsal explicando ante la cámara el suceso y continuaba con una entrevista al Alcalde. Al aparecer Porfirio en la pantalla volvieron los gritos. Se hacían todo tipo de comentarios, algunos poco elogiosos, a pesar de estar el Alcalde presente.
- Pero hombre, tenías que haberte puesto la camisa de los domingos, que la ocasión lo merece- dijo uno.
- Has estado bien- dijo otro.
- A mi me parece que un poco seco.
- Seco lo será tu padre- respondió el Alcalde. Y a partir de ahí, el tono y el volumen de las alusiones fue en aumento. Marisa como ya conoce el carácter de Porfirio, antes de que el personal se fueses calentando, cortó por lo sano, es decir; agarró el mando y apagó el televisor. Todo el mundo se quedó en silencio. Toño, el conejo, se atrevió a preguntar.
- Marisa, ¿qué haces?
- Si vais a preparar una trifulca, será mejor que cada uno se vaya a su casa, porque aquí no estamos para aguantar broncas.
El que había dicho aquello de que el Alcalde “estuvo seco”, pidió perdón y dijo que no haría más comentarios. El edil aceptó las disculpas educadamente, sorprendiendo a todo el mundo, pues lo habitual en él era mantenerse en sus trece. Se ve que la muerte de Justo y la detención de Ovidio lo tiene desconcertado. Marisa encendió el televisor. El reportaje había terminado.
-         Ahora toca el canal 25- dijo Pedrito.
En la pantalla apareció una reportera rubia a la que todos habían visto unas horas antes.
-         Esa es la periodista del culo gordo- dijo uno.
-         Ya te gustaría a ti, pillarla- dijo otro.
-         Silencio- gritó la mujer del primero, mientras fulminaba a su marido con la mirada.
La periodista decía:”… el cadáver fue encontrado en el interior de la panadería  que regentaba. Presenta varias heridas de arma blanca. Este caso nos recuerda otros crímenes cometidos no hace muchos años, y que son reflejo de la España profunda, que algunos ya creían superada”.
Se hizo el silencio en el bar. ¡Que estaba diciendo la tonta del culo gordo! ¡España profunda! “Nuestro pueblo es pequeño y en invierno quedamos cuatro gatos, pero no somos ni criminales, ni paletos, ni analfabetos”.
Fueron cambiando de canal y en todos quedaron mal parados. En muchos reportajes al único que sacaron fue al Mariscal, acompañándolo de comentarios irónicos y poco favorables. De la algarabía inicial se pasó al silencio, luego al cabreo y por último a la resignación.
Cuando terminó el último parte, se fueron a sus casas, caminando por la sombra y de mal humor.
Por la tarde el calor era insoportable. Las calles quedaron desiertas. Así como lo pájaros se refugian entre el espesor del follaje, los vecinos de San Lorenzo buscaban los lugares más frescos de sus casas, permaneciendo en ellas hasta que llegó la noche. Entonces salieron al fresco, cada uno a su grupo de costumbre y retomaron los comentarios sobre lo sucedido la noche anterior.
Daniel salió a dar un paseo por el pueblo. Por su papel de testigo- como alguno lo definió- en la detención de Ovidio, era reclamado en cada corro para que relatase como se había producido. Le preguntaban por el comportamiento de Ovidio, qué dijo cuando lo detenían, cómo reaccionó la Nico… A Daniel le incomodaban esas preguntas. Hubiese preferido no tener nada que ver con el asunto,  si fue a casa de Ovidio es porque el Sargento se lo pidió. Daniel respondía con evasivas y alguno hubo que no le sentó bien, hasta el punto que al retirarse escuchó comentarios poco amables hacia su persona. Decididamente esta no es una buena noche para pasear por el pueblo. Daniel regresó a casa.  ¿La curiosidad será un efecto de la ociosidad o será una condición innata del hombre?, pensaba Daniel en su camino de vuelta.
De su paseo sacó dos conclusiones: la primera, que algunos no le tenían mucho afecto y la segunda que el pueblo estaba dividido entre los que pensaban que Ovidio “hizo lo que tenía que hacer” y los que pensaban que no se puede tomar la justicia por la mano, estaba dividido entre los que se sentían ofendidos  por el tratamiento de la noticia por parte de la prensa y los que estaban encantados con el barullo. Pertenecían a este grupo los veraneantes. Para ellos el crimen era como una atracción más de las fiestas y que les permitiría contar algo interesante cuando regresasen a sus casas.
Pepe, por su trabajo detrás de la barra del bar, escuchó los comentarios, las opiniones y las reflexiones de sus parroquianos, y al final de la noche, con su vena filosófica, sentenció:”cada persona es un mundo”. Frase que no por mucho repetida deja de ser menos cierta. No podemos más que estar de acuerdo con él. Si fuésemos matemáticos y contabilizásemos las combinaciones que se pueden obtener con las variaciones; hizo justicia versus es un crimen, los periodistas son unos sinvergüenzas versus los periodistas hacen su trabajo, se podía haber evitado versus era inevitable, y otras posibilidades, alcanzaríamos un número casi infinito de resultados. Como infinito es el número de huellas dactilares, que cada uno tiene la suya, única e irrepetible como lo son también nuestras ideas y pensamientos. Y sólo aquellos que no creen en el género humano, que no han entendido su naturaleza, quieren sociedades uniformes con un pensamiento único y que coincida con el suyo. El sentimiento de la Patria, de la Nación, de la familia, de la religión de cada ciudadano tiene que ser  el que ellos establezcan como “normal” y correcto. En épocas pasadas intentaron imponerlo a la fuerza y alguno hay que lo intentaría hoy día.
El funeral por Justo, se celebró al día siguiente a las seis de la tarde. A Don Simón no se le vio ni la noche del crimen, ni en todo el día de ayer, ni en la mañana de hoy. Permaneció todo el tiempo encerrado en su casa. Los que se dieron cuento de su ausencia lo atribuyeron a que el hombre estaría muy afectado por el suceso. Que en un pueblo de gente pacífica como es la de San Lorenzo se cometa un crimen, afecta necesariamente a cualquier persona bien nacida y si se trata de un alma sensible como es la de Don Simón con razón de más.
Daniel asistió al funeral desde un lugar privilegiado. Se sentó en el coro que por motivo de las obras de restauración estaba cerrado al público y por el mismo motivo abierto para él. Desde allí podía ver a Don Simón en el altar y la nave de la iglesia repleta de fieles. Las mujeres desplegaban sus abanicos intentando aliviar el intenso calor. Los hombres esperaban en la puerta de la iglesia al último momento para ocupar su lugar en los bancos.
Los primero bancos de la iglesia estaban reservados para la familia del difunto. Quedaron vacíos. Ni la ex mujer de Justo ni sus hijos asistieron al funeral. No sería tan bueno, como algunos despistados declararon ante las cámaras de televisión, cuando ni sus propios hijos quisieron despedirse de su padre. Como sucede siempre las murmuraciones no se hicieron esperar.
Una señora de la tercera fila izquierda decía empleando un tono de voz que se escuchó en toda la iglesia:
-         ¡Como debió de ser para que ni sus hijos vengan al funeral!
A lo que respondió una mujer dos filas más atrás.
- Haya hecho lo que haya hecho, un padre es un padre y deberían estar aquí.
Esta lógica del A es igual a A, es decir; un padre es un padre, y otras por el estilo es un argumento empleado con asiduidad y no sólo por gente necia y poco reflexiva, como es el caso de la señora de la quinta fila, sino por algunos que se las dan de sabios e intelectuales. Es ésta una lógica aplastante que deja al oponente sin posibilidad de rebatir. Es una victoria más que por aplastamiento por apedreamiento.
Un señor de la quinta fila, pero esta vez derecha, no debió quedar muy convencido por que dijo:
-         Cada uno recoge aquello que siembra y recibe el premio que se merece. Todos tendremos que rendir cuentas de nuestros actos ante Dios nuestro señor. De lo que deducimos que este señor utiliza los mismos razonamientos que usan las parábolas bíblicas y que algunos llaman “razonamiento parabólico” y en los casos en que se abusa de él: “hiperbólico”.
La cosa se animaba poco a poco, y los comentarios surgían de todas las filas, tanto de las de la derecha como de las de la izquierda. Un señor al fondo gritó:
-         A lo mejor la culpa de que no estén aquí sus hijos la tiene su viuda, porque es bien conocido que muchas veces, tras las separaciones, las mujeres ponen en contra a los hijos de sus padres, movidas por el resentimiento y el interés.
Por este comentario todo el mundo se enteró de que Adolfo, el de la pesca, que es el que así hablo, se había separado de su mujer.
Daniel se estaba poniendo enfermo. Toda esta gente habla de Justo y su familia sin saber. Los problemas de cada casa los conoce y padece cada uno y pueden ser tan desconocidos para su vecino como lo pueda ser la cara oculta de la luna.
Gracias a Dios, Don Simón, salió de la sacristía y se dispuso a iniciar la misa. Hizo callar al auditorio con un gesto de su mano. Sus primeras palabras no se escucharon. Habló en un tono bajo, inaudible. A continuación se puso a gritar y luego se quedó en silencio. Pasó un minuto, luego otro y don Simón no reaccionaba. La gente retomó las murmuraciones. Don Simón estaba despistado y desorientado. Por fin consiguió retomar el hilo y prosiguió con la ceremonia. Daniel pensó: “¿alguien más estará al tanto de las relaciones entre Don Simón y la Nico?”. Mal que bien fue cumpliendo con los rituales de su oficio. Al llegar el momento de la homilía se dirigió al púlpito.

“Queridos hermanos. Nos hayamos aquí reunidos para rendir un último homenaje, y despedirnos de este nuestro hermano Justo. Venimos a este mundo por la Gracia de Dios y al finalizar nuestra vida volvemos a él. Nuestro paso por la tierra es efímero, fugaz, un tiempo concedido por Dios nuestro Padre antes de retornar a él. Pasamos por esta vida como peregrinos, como turistas a la búsqueda del Amor. Es el Amor, su realización y su logro el fin último de nuestros actos. Nuestras acciones son buenas si están guiadas por el Amor. Dios perdonará nuestros pecados si han sido cometidos por Amor. Porque el que ama, no puede pecar, podrá cometer errores pero no pecar. Eso Dios lo sabe. Sabe que errar es propio de los hombres. Y como no lo va a saber, si el nos creó. Nos creó con defectos y nos enseño el camino para que nosotros superásemos esos defectos, para que venciésemos nuestras limitaciones, superásemos nuestras miserias, para alcanzar la Virtud. Y la Virtud no es otra cosa que el Amor. Justo habrá podido pecar, como cualquiera de vosotros o como yo. Ninguno está libre del pecado. Pero si el pecado es por Amor, Dios…, Dios…”
Don Simón se desmayó. Samu, el sacristán acudió en su auxilio, lo recogió del suelo y lo sentó en una silla. El alboroto en la iglesia era tremendo. La gente se arremolinaba en torno al cura, impidiéndole tomar aire, por lo que Samu se puso serio y ordenó que cada cual volviese a su sitio.
El cura se recuperó poco a poco. Consiguió ponerse en pie para dar la comunión y terminar la ceremonia.
Sacaron el ataúd a la puerta de la iglesia donde esperaba el coche fúnebre para conducirlo al cementerio. Como el calor era insoportable casi todo el mundo se fue a casa o al bar a tomar una cerveza. Sólo algunos de los que viven todo el año en el pueblo se llegaron hasta el cementerio.
Justo el panadero fue enterrado sin que nadie lo llorase.


jueves, 1 de marzo de 2012

Dichos Populares

En Hinojosa de duero (Salamanca) se dicen estas curiosas coplillas que llevan su moraleja:
(aportación de Marta)

I

Subió una mona a un nogal
y cogiendo una nuez verde
en la cáscara la muerde
lo que le supo muy mal.
Arrojola el animal.
Esto suele suceder
al que su empresa abandona
al encontrase como la mona
obstáculo que vencer.

II

No debes reirte , Juan
de ver a tu amigo tuerto
que más ve el con un ojo
que tú con los dos ojos abiertos

III- Recomendaciones para las mozas.

- No te enamores de Denge
que viene la calle abajo,
enamórate de aquel
que esté enseñao al trabajo
- ¿Qué es el Denge?
- Que presume de talón
y pisa con el contrafuerte.

IV- Recomendaciones para los mozos.

No te enamores galán
de la dama peripuesta
que es como el caracol
que lleva la casa a cuestas

A continuación puedes leer expresiones populares que se utilizan en Cabezas del Villar (Avila)
(Aportación de Ismael).

V- "Gallinas al jabón".

Se utiliza la expresión: "Gallinas a jabón" para indicar que algo esta hecho sin orden ni concierto, a deshoras o de mala manera.
Por ejemplo se dice: Haz esto que luego vas a andar a gallinas a jabón.

VI- "Coger el dos".

- ¿Qué haces estudiando?, eso es perder el tiempo. Tu te coges el dos, haces las oposiciones y ya está.

VII

"Coger el pendil y la media manta".

VIII.- " Por me"

Ismael por la mañana llevate la cazadora por me del frío.

IX

Quitate de esa ventana
no me seas ventanera
que la cuba de buen vino
no necesita bandera.

X

No te cases con herrero,
ni con labrador mediano
casate con molinero
que se cobra por su mano.