7 de julio.
Nos levantamos a las 6 de la mañana
que es la hora habitual en que la gente se levanta en Guatemala. Por
los alrededores de la casa veo un colibrí, hasta ahora nunca había
visto ninguno. Fué una visión fugaz porque llegó a unas flores
agitando sus alas, y se marchó al instante. Son precisos y el
colorido de su plumaje es espectacular.
Al mediodía vamos a conocer las
fincas. En esta región se vive de la agricultura. Hace unos años
parcelaron la selva adjudicando a los propietarios unos lotes de
tierra. Inicialmente se las dieron a los indígenas pero estos las
han ido vendiendo y ahora son pocos los que mantienen la propiedad.
Como resultado de ese proceso colonizador se crearon algunas aldeas
en una de las cuales estamos ahora. Las parcelas están cerca de
casa, como a un kilómetro. Es una explotación formada por dos
parcelas separadas por un camino y cercadas con alambre de espino.
Parte de la superficie se dedica al cultivo del maíz y otra parte a
la siembra de zacate, que es una planta forrajera, con las hojas
anchas y largas y que alcanza bastante altura. Se corta cuando tiene
aproximadamente 1,5 m de alto. El zacate lo pican a diario con una
máquina y así se lo dan al ganado.
Hay unas treinta cabezas, de las cuales
se ordeñan 13 vacas. Cada vaca da entre 10 y 15 litros de leche.
Solo las ordeñan por la mañana porque el resto de la leche se la
dejan para que mamen los terneros.
El maíz lo siembran directamente sobre
el terreno sin labrar. Las malas hierbas las eliminan con herbicidas.
La cantidad de herbicida que se aporta al suelo debe ser astronómica.
La mochila a la espalda es habitual en la gente de aquí, casi tanto
como la colima que es un machete que usan para todo.
Hace unos años una “centella” mató
a tres vacas. Ha dejado un surco en el suelo, desde el árbol donde
cayó hasta la cerca de alambre. Las tres vacas estaban junto a la
alambrada y ahí es donde el rayo las mató.
Hay varios pies de palojiote que es un
árbol con la corteza roja y con tal capacidad de enraizamiento que
cortan ramas y las entierran en el suelo en los bordes de las fincas,
porque se agarran tan rápido que así les sirve de portes naturales
para el cerramiento.
Por todos lados se ven hormigas
cortadoras de hojas, y también unos pájaros negros parecidos a las
urracas.
De vuelta a la casa capturamos un
saltamontes de gran tamaño, que tiene las alas rojas y que se come
las hojas de los árboles y las macetas que rodean la casa.
Saltamontes |
Por la noche encontramos una ranita muy
parecida a la rana de San Antonio pegada a una viga de la parte de
atrás de la casa, y a una tarántula en el hueco de un bloque de
hormigón que sirve de base a la cocina de leña donde hacen las
tortillas. Es una araña muy grande que asoma sus patas peludas por
los agujeros del bloque.
Tarántula |