11 de julio.
Queren me trae una mariposa a la que llaman de las pulgas. Según me cuenta es una mariposa que tiene pulgas y por eso los animales no se la comen. Después se va a la escuela.
A la escuela de la aldea acuden unos 60 niños mayores de 7 años. Guatemala es un país lleno de niños. Las familias son muy numerosas y es habitual encontralas con más de siete hijos, aunque en la ciudad las cosas están cambiando y se tienen menos hijos. En la aldea los niños viven libres, van donde quieren, andan muchas veces descalzos y con camisetas raídas.
La hermana de Queren es Rosita y es la mejor alumna de su clase. Como premio es la encargada de hacer la jura a la bandera.
Bandera nuestra a ti juramos,
devoción perdurable, altar perenne,
honor, sacrificios y esperanza
hasta la hora de nuestra muerte.
Juramos mantener tu exactitud
en los prósperos días y en los días adversos
y velar y aun morir sobre una patria digna.
En la escuela estudian desde los 7 a los 12 años. Las materias y la educación básica es similar a la de España, aunque la asistencia de los profesores al colegio es irregular. Por unos motivos u otros son muchos días los que no hay escuela. A los niños en el colegio les dan un vaso de atol, que es una papilla de cereales. También va una señora a vender comida a la puerta del colegio y otras veces regresan a casa, si viven cerca, para hacer la merienda durante el descanso.
Por la tarde vamos al pueblo. Playa grande es la capital del municipio de Ixcan. Desde la aldea se va por una carretera sin asfaltar. Como es época de lluvia está llena de charcos que hay que ir evitando. Se emplean mucho los pic-up, que van repletos de pasajeros. También circulan muchas motos. En una moto pueden llegar a viajar hasta cinco personas, muchas veces son conducidas por niños y lo habitual es que no se utilice el casco.
Playa grande es un pueblo grande a medio hacer. Solo hay una calle asfaltada, el resto son calles de grava o zahorra. Es un pueblo de construcción reciente. según me cuentan se fundó en los años ochenta. Unos ingenieros militares italianos se encargaron de diseñar las calles y desde entonces el pueblo ha ido creciendo continuamente. Las casas, las calles y todo tiene el aspecto de estar a medio hacer. Decenas de hombres sin ocupación aparente guardan las esquinas. Casi todos son indígenas. Algunas mujeres visten el atuendo tradicional.
El mercado es colorista y bullicioso pero espanta por la falta de higiene y la suciedad. Los perros circulan entre los puestos. Una vendedora agita un abanico para espantar las moscas de un cesto donde vende peces y cangrejos. El carnicero expone su género sobre un mostrador abierto a la calle, agitando las manos para ahuyentar a las moscas. En el mercado se vende queso, maíz asado, papas, pepinos, sandías, ajos, mil clases de frutas y verduras. A las mujeres no se las respeta y cualquiera se siente con el derecho de decirle cualquier "babosada"
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